jueves, 6 de agosto de 2009

Por el desarme nuclear.

Se cumplen 60 años del lanzamiento de dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki que precipitaron el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Una enorme bola de fuego convirtió Hiroshima en un trágico escenario de ruinas y muertos. Más de 140.000 personas murieron en el acto. Miles de mutilados vagaron durante días por la ciudad buscando ayuda y el rastro de sus familiares y amigos. Otros varios miles han ido falleciendo cada año por enfermedades derivadas de las radiaciones.La segunda y última bomba atómica lanzada en el mundo sobre un núcleo urbano cayó sobre Nagasaki, 300 km al sur de Hiroshima. Sólo habían transcurrido tres días de la primera. Durante diez largos segundos, un "hongo" de fuego que alcanzó los 300.000 grados de temperatura, causó unos 70.000 muertos y arrasó la ciudad y el ánimo del país, que anunció su rendición el 15 de agosto.
Hoy, como cada año, los más de 300.000 supervivientes que sufren secuelas por las radiaciones de ambas ciudades se unen en su dolor para soñar una misma ilusión: el desarme nuclear.
Y no la hacen desde el odio ni el rencor, sino desde la esperanza.
Que se oiga su voz.

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