Hasta el desplazamiento más modesto puede ser un viaje que impregne los sentidos de sensaciones diversas: soledad, frío, alegría, ilusión, relajación, movimiento, ensoñación, imaginación... Los pensamientos se mueven desde el pasado al futuro, jugando en el tiempo y con el tiempo. Y finalmente bajan, en la misma parada, la mejor situada, la más accesible, la de todos los días: el presente. Pero no te apees por mucho tiempo. No te dejes atrapar por la realidad. Vuelve a subir a tu mundo imaginario en cuanto puedas. Es tuyo y te está esperando.
¡Buen viaje!
Imágenes tomadas en un autobús urbano, de vuelta a casa tras la jornada de trabajo.