
El protocolo son esas reglas establecidas para las ceremonias oficiales pero, ¿qué es lo establecido?, ¿quién lo estableció?, ¿qué criterio se siguió?
Según el protocolo, la reina Isabel II es intocable.
Seamos sinceros. Nos hubiera encantado ver abrazarse a todos los mandatarios del mundo, los elegidos democráticamente, los hegemónicos y los monárquicos, juntos, revueltos unos con otros, alegres, trabajando por el bien común, por el orden mundial, por nosotros, aboliendo enérgicamente los paraísos fiscales de los ricos y hablando de la ética financiera de los pobres.
Lo que verdaderamente nos importa a los trabajadores es que acabe con la crisis. Y si para ello tienen que tocarse, tóquense señores mandatarios.
Y si hay que votar para cambiar el protocolo, pues se vota.
Y si el protocolo no se toca, que sea el príncipe consorte el Duque de Edimburgo quien cual sátiro amable pellizque la nalga de la reina y le haga dar un respingo que le despierte la flema inglesa.
Majestad, perdónenos, pero la crisis no entiende de protocolos.
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