
Lo que la filosofía del movimiento slow reivindica no es la lentitud, sino el talento para ser lento cuando se pueda. El enfoque de este movimiento, por lo tanto, está en ser selectivos en la actuación, y en ser plenamente conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo.
Al menos pone una nota de atención sobre algo que hemos incorporado en nuestra vida -el estrés- sin que nadie nos haya pedido permiso y muchas veces, incluso sin que nos lo hayan impuesto. De ahí que me han llamado la atención sus 10 principios que transcribo y que, bien mirado, nos puede hacer cambiar el paso, respirar más profundamente y comprobar que se puede llegar menos cansado a muchas parcelas de nuestra vida:
DECÁLOGO DE LA FILOSOFÍA SLOW:
1) Cambia el reloj por la brújula. Llegarás a donde quieras dando menos vueltas; 2) Conviértete en el protagonista de tu propia historia; no te limitas a correr tras terceros protagonistas; 3) Aprende a conocerte, explora tus fortalezas y tus debilidades; 4) Prioriza, haz jerarquía de valores; 5) Saborea el presente: carpe diem; 6) Aprende a perder el tiempo: ganarás calidad de vida; 7) Dále tiempo al tiempo; la creatividad necesita su reposo; 8) Simplifica; suelta alguno de los pesados lastres que gratuitamente arrastras; 9) Sé paciente y perseverante, proactivo y no reactivo, y 10) Vive: sé positivo y ten sentido del humor.
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